El modelo de negocio de Nvidia tiene paralelos con el de Enron, pero sigue siendo legal

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La agresiva estrategia de expansión de Nvidia, particularmente a través de su red de empresas de computación en la nube (“neoclouds”) estrechamente vinculadas, está generando comparaciones con las infames prácticas financieras de Enron. Si bien el gigante tecnológico insiste en que sus operaciones son transparentes y legales, los analistas cuestionan la sostenibilidad de un modelo que depende en gran medida del crecimiento impulsado por la deuda.

El auge de las ‘Neoclouds’ y el control de Nvidia

Según el observador de la industria Saari, estas “neonubes” funcionan como extensiones de la propia Nvidia, controladas efectivamente por el director ejecutivo Jensen Huang. Estas entidades operan constantemente con pérdidas, lo que requiere financiamiento constante de deuda para expandirse, una situación que refleja los vehículos especulativos de propósito especial (SPV) utilizados por Enron para enmascarar los riesgos financieros.

El propósito de estas neonubes no es necesariamente la viabilidad a largo plazo sino más bien inflar artificialmente las cifras de ventas de Nvidia. Incluso clientes de alto perfil como OpenAI, que busca subsidios gubernamentales para expansiones masivas de centros de datos, contribuyen a este ciclo al impulsar la demanda de chips de Nvidia.

Ética legal, pero cuestionable

La diferencia clave entre la estructura de Nvidia y la de Enron radica en la transparencia: las relaciones de Nvidia con sus socios de neocloud se reconocen abiertamente. A diferencia de Enron, que ocultó sus prácticas fraudulentas, el modelo de Nvidia es visible para los inversores, aunque muchos optan por ignorar los riesgos.

Como señala el analista Luria: “No es un buen comportamiento ni es un comportamiento saludable… pero es legal”. El acuerdo se asemeja a un esquema de “pump and dump”, donde las valoraciones infladas se mantienen a través de ventas agresivas en lugar de una rentabilidad genuina.

Implicaciones y preocupaciones futuras

La estrategia de Nvidia se basa en la aceptación continua de los inversores y la voluntad de sus socios de neocloud de endeudarse. Si alguno de ellos falla, toda la estructura podría desestabilizarse. El modelo plantea dudas sobre la sostenibilidad a largo plazo y si el actual auge de las ventas de chips de IA puede justificar los riesgos financieros involucrados.

Las tácticas de crecimiento legales pero agresivas de Nvidia resaltan una tendencia más amplia en la industria tecnológica: traspasar los límites éticos para maximizar las ganancias a corto plazo, incluso si eso significa depender de prácticas financieras insostenibles. La situación subraya la necesidad de un mayor escrutinio de cómo las empresas de tecnología estructuran sus relaciones con entidades más pequeñas y dependientes.